Aquella noche que te vi
la cordura perdí,
y no miento si juro que creí,
que había muerto,
y eras un ángel que venia por mí.
Aquella noche lejana en el tiempo,
es el presente de mi recuerdo,
en mi mente no hay mas noches
que aquella por mil,
esperando impaciente volverse a repetir.
Recordándote sonrío en la tristeza
y mi alma se despereza,
de esta soledad traviesa
que mi corazón atraviesa
y mi alma apresa.
Augusto Conde.
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