miércoles, octubre 04, 2006

Eres.

Eres la rosa de mi balcón,
en tus espinas, sangre,
de las heridas
que han dejado en mi corazón,
las dulces palabras
que debí y no dije.

Eres el océano,
de mi soledad las costas bañas,
en las que abandonas,
náufragos los despojos
de mi alma.

Eres el atardecer,
en que se apagan todas
las luces de mi mirada
que en tu ausencia
se pierde en la nada.

Eres mi luna y mi sol,
en estos días en que,
al mirar las estrellas,
solo forman tu nombre
adorada constelación.
Augusto Conde.

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